miércoles, 9 de abril de 2008

SOBRE FACEBOOK Y (MUY POCAS) OTRAS YERBAS

En el 2006, ya no recuerdo por qué ni cómo, abrí un blog al cual subí un texto sobre el Che por el que había obtenido, años atrás, una mención en un concurso de ensayo y una foto.

Debo decir que, por una particular combinación de situaciones personales que me permiten disponer de bastante tiempo y banda ancha y el interés que me despertaron los temas que aborda la materia, en estos días me he sumergido bastante en esta cuestión del blog y de las redes sociales.

Reflejo de esto son la reactivación de mi blog y mi inscripción en Facebook (incluso en Twitter). No es un dato menor que no hay entre mis más cercanas relaciones nadie que participe de estos espacios y prácticas.

Partiendo de la nada, entonces, he tratado de renovar el blog (descubrí cómo resolver algunas cosas, otras no), he escrito un par de cosas y, en general, le tomé bastante la mano y estoy medianamente satisfecho.

No pasa lo mismo con Facebook, que me parece demasiado disperso, lleno de “chiches” (aplicaciones) y marcado por la superficialidad. Es difícil, por lo menos para mí –en este tiempo de experiencia–, determinar hasta dónde esta característica está determinada por el medio y sus propiedades y hasta dónde por el tipo de personas que lo utilizan. Es cierto que aparenta ser mucho más dinámico y diría, menos impersonal –y que la sumatoria de estas dos lo haría potencialmente más productivo– que un grupo (como yahoogroups) y también superaría en esas y otras potencialidades al chateo o el msn, pero creo que, al menos por ahora, no lo es. O que no se pueden aprovechar esas potencialidades de no mediar algunas condiciones. Una por ejemplo, sería disponer de un grupo de interés previamente conformado; entonces las herramientas de comunicación e intercambio y el tono informal podrían eventualmente funcionar productivamente. Armar un grupo desde cero y por vía Facebook obviamente puede hacerse y se hace seguramente, pero para funcionar, aparentemente, requeriría: altas dosis de frivolidad (en cuanto a la elección y el enfoque del tema); descompromiso casi total por el contenido; pasividad de la mayor parte de los que se unen a un grupo, quienes sólo suman el número; mecanismos de opinión que en su mayoría remiten al chateo, a las tres líneas que se envían a las ediciones digitales de los diarios o a los foros de algunas páginas, que poco tienen que ver con el diálogo. Todas cosas legítimas, probablemente, ya que esto parece ser que es la libertad, pero que dudosamente justifiquen pasar una cantidad importante de tiempo en la computadora y no dedicarlo a muchísimas otras cosas (diría más productivas, aunque sea desde lo lúdico).

Plantearse como objetivo contactar efectivamente gente –además de contestar la pregunta previa de para qué– (y suponiendo que no nos sea posible o suficiente ir a recitales, a fiestas, a cine-clubes, a la cancha o a alcohólicos anónimos, por nombrar algunos espacios con recortes por afinidades o intereses) requiere darle a tal práctica un cierto desarrollo que en esas condiciones es imposible. A lo sumo se tendrá, en palabras del profesor Neri, una ilusión de estar comunicados, de estar cerca, de contar con alguien, de hacer algo útil en la vida”. Pero nada más.

En definitiva, ya se ha discutido hasta el hartazgo, respecto de la televisión, si sólo es un vehículo del negocio del esparcimiento que asume progresivamente características monstruosas y funcionales a un empobrecimiento cultural y moral funcional a determinados intereses o si puede ser una herramienta de cultura, de comunicación real. Sin que ese debate esté terminado, se ha hecho necesario comenzar a dar un debate semejante sobre los horizontes que Internet va abriendo progresivamente. En otras palabras, cómo aportar a que, por ejemplo, sean las bitácoras un ágora donde todo el mundo se encuentre a gusto, una plaza cosmopolita y heterogénea, un punto de encuentro, el espejo de vidas cada vez más interesantes”.

Tres cosas para terminar por ahora:

Una pregunta: ¿por qué no permitir agregar vínculos permanentes a los blogs de cada uno, en el caso de tenerlos?

Una novedad: me llegó la invitación a sumarme a un grupo Facebook que reúne personas de todo el mundo con mi apellido. ¿Permitirá, a partir de un interés vital, en principio fuerte (los lazos familiares, la búsqueda de las raíces), sostener el interés y el compromiso que requiere toda comunicación verdadera? Veremos (y, tal vez, “postearemos”).

Dos vínculos:

QUÉ ES WEB 2.0. PATRONES DEL DISEÑO Y MODELOS DEL NEGOCIO PARA LA SIGUIENTE GENERACIÓN DEL SOFTWARE

MEDIOS PARTICIPATIVOS Y WEB.2

(¿Ya están en Moebius?)

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